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17 de Septiembre de 2023

Martín Correa: “Los actores en la ocupación militar de Wallmapu y en el golpe son básicamente los mismos”



“La revancha. Golpe en la Araucanía” es el último libro del historiador Martín Correa, el cual aborda la represión militar en las comunidades mapuche, como respuesta a la restitución de tierras ancestrales implementada por la Unidad Popular. “La violencia con la que se actúa se explica por el antiguo y actual sentimiento racista hacia el pueblo mapuche”, dice.

Por Paula Huenchumil J. - INTERFERENCIA

“El pueblo mapuche, la prensa servil y tendenciosa, los efectivos militares y la oligarquía criolla ávida de riquezas”, son los actores que el investigador Martín Correa Cabrera plantea como “los entes sociales claves, tanto de la ocupación militar de Wallmapu desde 1862 en adelante, como del golpe cívico-militar, a partir del año 1973”.

El doctor en Antropología, quien a lo largo de su trayectoria profesional ha estudiado la historia de los procesos de despojo territorial que ha sufrido el pueblo mapuche, lanzó a 50 años del golpe de Estado, su nuevo libro La revancha, golpe en La Araucanía (CEIBO Ediciones), en el que explica la represión militar en las comunidades mapuche.

El libro plantea “los hechos que tuvieron en los años, meses y días previos y posteriores al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Wallmapu, cuando el horror y la represión de instalaron como lo hicieron en el resto del país, pero con un agregado que marcaría una diferencia, haciéndolo todo aún más perverso: el racismo”.

En esta entrevista, Correa analiza cómo la dictadura afectó en la Araucanía tanto a familias chilenas como mapuche. “El Informe Rettig señala que porcentualmente la Araucanía es la región que tiene los mayores niveles de represión, muerte y persecución, en relación con la población total de la región”.

También explica el nombre del libro y aborda el caso de “La Caravana de la muerte en Galvarino”, donde se enmarca el caso de Julio Ñiripil Paillao, “un joven de 16 años que es sacado de su casa y asesinado delante de su familia, y luego la caravana del horror continuaba su desquiciado e impune actuar en una casa vecina, se iban de una casa a otra en la noche, amenazando".

- Usted hace un paralelo de dos procesos: la ocupación militar en Wallmapu, con lo conquistado por el pueblo mapuche durante el proceso de Reforma Agraria.

- Lo que planteo en el libro es que los entes sociales, los elementos que conforman parte, tanto de la ocupación militar de Wallmapu como del golpe de Estado en la Araucanía, son básicamente los mismos.
Es decir, estamos en presencia de un pueblo que habita ancestralmente el territorio, que es el pueblo mapuche; un sector de la sociedad, que es la oligarquía regional-nacional, que decide ocupar ese territorio que no le pertenece, para lo cual, se estigmatiza al habitante ancestral a través de la prensa que pertenece a la misma oligarquía, estamos hablando de El Mercurio -a lo largo de la historia-, el Correo del Sur, en su momento, y el Diario Austral posteriormente, que pertenece a la cadena de El Mercurio; y finalmente, el Ejército, que es invitado y exigido a participar en dicho proceso, desde 1862 en adelante y luego, en el golpe cívico-militar, a partir del año 1973.

Si uno revisa los discursos políticos de un momento y de otro, la prensa de los dos procesos, hay pocas diferencias, solo las propias de su tiempo. También en los resultados, la muerte, la persecución, en el caso del golpe de Estado, no solo hacia el pueblo mapuche, sino también hacia aquellos que apoyaban el proceso que impulsaba Salvador Allende y la Unidad Popular; también existe una continuidad entre quienes se hacen de las tierras mapuche originalmente, colonos y particulares, y quienes las recuperan durante los meses inmediatamente posteriores al golpe, los hijos y nietos de los colonos y particulares.

Luego, el Ejército ingresa al territorio mapuche violentamente, con las expediciones punitivas que lleva a cabo desde 1867 hasta 1871 y que recorren desde el río Malleco hasta el Cautín, de ida y vuelta, quemando sementeras, quemando rukas y raptando animales; durante el proceso del golpe de Estado, de 1973, ocurre básicamente lo mismo, hay avanzadas punitivas, con el reguero de muerte, tortura y violencia que esto trae, con el robo de la totalidad de los bienes y mejoras realizadas por los asentamientos, cooperativas y centros de reformas agraria mapuche-campesino, respecto de lo cual no se ha devuelto nada, eso aún forma parte de la manoseada deuda histórica del Estado chileno con el pueblo mapuche, de aquello no se habla, se ignora, se niega.

Lo que se hace en el proceso del golpe de Estado y la contrarreforma agraria fue retornar a la situación territorial, política y económica al momento de recién concluida la ocupación militar, retornar al latifundio, reconstruir la antigua estructura agraria hacendal, y quienes participan son los mismos grupos sociales y políticos, en ambos procesos históricos.

- El nombre del libro La revancha, ha explicado que nace por la represión militar en las comunidades, como respuesta a la restitución de tierras ancestrales y al proyecto político implementada por la Unidad Popular.

- Claro, hay un momento en que la estructura política, social, agraria, de salud, cambia notablemente en Chile, en general, pero en Wallmapu cambia radicalmente, y en esto, la derecha y parte importante de la Democracia Cristiana ven que están perdiendo, en un camino sin retorno, los beneficios y prerrogativas con los que solo ellos contaban, y –lo que es peor aún- es el pueblo mapuche el que está siendo “beneficiado” con aquello que sostienen que les pertenece, que son las tierras, y también el apoyo del Estado y sus agencias para lograr su desarrollo, hasta entonces solo recibido por la oligarquía, regional y nacional.

Este proceso, de tanta profundidad, no solo implica al pueblo mapuche y al mundo del agro; el gremio de la salud, por ejemplo, es gravemente afectado, había un proyecto político-social de salubridad que se arrastraba, una medicina intrahospitalaria y cara, ante la cual el proyecto de la Unidad Popular levanta y lleva a cabo una medicina enfocada en la salud preventiva, comunitaria, educativa, popular, y esto necesariamente afectó los intereses –y el bolsillo, claro está- del gremio de la salud, encabezado por el Colegio Médico, un organismo de clase, que llevaba largo tiempo en paro y conspirando contra el proyecto de salubridad de la Unidad Popular, asunto que está absolutamente documentado.

En esa línea, llama la atención -y está publicado tal cual en el libro- que uno de los primeros bandos dictados por la Intendencia Militar de Cautín, el Bando N° 4, se destine a nombrar a un nuevo director del Servicio Nacional de Salud, a un militar, por supuesto.

Ahí vemos nuevamente el papel de la prensa y el discurso golpista, que difundía la idea que los hospitales se estaban preparando para la “campaña” y la guerrilla. Fruto de lo anterior, en el Bando N°11 llaman a presentarse al Regimiento Tucapel a numerosos funcionarios de la salud, entre ellos el doctor Hernán Henríquez Aravena, quien era jefe zonal del Servicio Nacional de Salud para las provincias de Malleco y Cautín, quien es ejecutado y luego su cuerpo hecho desaparecer, y es por aquello que actualmente el hospital de Temuco lleva su nombre, en una historia que no se cuenta, que no se da a conocer, quienes acuden al Hospital de Temuco ven su nombre en la entrada del edificio y, sin embargo, muy poca gente sabe por qué lleva ese nombre; lo mismo ocurre con el doctor Arturo Hillern, quien levantó el hospital de Cunco, que lleva su nombre, y también es ejecutado y desaparecido.

Es el caso de Jécar Nehgme (padre), salubrista y dirigente del gremio de la salud en Temuco, también es ejecutado, y cuyos restos, luego de mover cielo y tierra por su familia, fue encontrado. Médicos, estudiantes de medicina que participaban en este proceso, sufrieron lo mismo.

Quiero decir con eso que en la Araucanía no solo el pueblo mapuche fue afectado, con sus vidas y con sus tierras, también los funcionarios del agro, el intendente Gastón Lobos, profesores, estudiantes, todos torturados y ejecutados en el regimiento Tucapel y en la base aérea de Maquehue.

Entonces, básicamente La revancha consiste en, de la mano con la violencia desatada, retrotraer los tiempos a antes del gobierno de la Unidad Popular, y para eso, todo vale.

- Respecto al rol de la prensa, en su libro La Historia del Despojo, también lo analiza, en el caso de la dictadura, ¿qué destacaría?

- Al revisar la prensa uno se da cuenta del símil que existe en la prensa de los meses previos al golpe de Estado con la prensa de los años previos a la ocupación militar de Wallmapu, se estigmatiza a los mapuche, a los campesinos, a quienes participan de los asentamientos, si en un momento fueron bárbaros, ladrones y borrachos, ahora son terroristas y extremistas, y todo con grandes titulares.

(Entrevista: Martín Correa: “El despojo forma parte de la memoria mapuche y constituye la base para los procesos de recuperación territorial”)

Hay noticias -que se publican en el libro, se muestran, creo que es un buen y necesario ejercicio que se vuelvan a ver- que dicen que “se rumorea” que en el Complejo Forestal y Maderero de Panguipulli estarían llegando muchos “tupamaros”, que bajarían a la ciudad, según “fuentes bien informadas”, pero no hay ninguna noticia fidedigna al respecto. Lo mismo ocurre con el allanamiento al Asentamiento Nehuentue, en la costa de Temuco, donde los mapuche tendrían una “escuela de guerrilla”, donde estarían fabricando bombas antitanques… nada de eso ocurría, pero eso no importa porque la ciudadanía lo vio en el Diario Austral, fue inoculado el terror, y aquello ocurre en los días previos inmediatamente previos al golpe de Estado, para luego, en los días inmediatamente posteriores al golpe, publicar -también en grandes titulares- que estaban “controladas todas las guerrillas”.

En el caso del Complejo Forestal y Maderero Panguipulli, por ejemplo, se señalaba que un gran contingente de guerrilleros, fuertemente armados y dirigidos por el Comandante Pepe, habrían atacado el retén de Carabineros de Neltume, lo que es falso, incluso el capellán de Carabineros testimonió, en el expediente judicial que se instruye una vez concluida la dictadura, que aquello nunca ocurrió, que nunca hubo enfrentamiento, ¿cómo se entiende que donde habían muchos guerrilleros, no hay ningún militar ni policía muerto? No se encontró una vainilla ni resto alguno, porque no las había. Pero aquello sirvió para sembrar el terror y que luego militares, con una lista entregada por civiles y acompañados de ellos, buscaran casa por casa a los supuestos ‘terroristas’, los que fueron aprehendidos y ejecutados.

Entonces, así como en un momento, en 1862, en la prensa se publicaba respecto de rumores de que los “salvajes Araucanos”, tal cual, darían un ataque a los pobres y honrados hacendados de la frontera, y que era necesario e imperativo el ingreso del Ejército en su defensa y poner fin al estado de barbarie, en los días previos al golpe también es así, “están fuertemente armados”, ahora se legitimaba la violencia golpista.

- Las estadísticas de víctimas de desaparición forzada, indican que tras la Región Metropolitana, los mayores números están en la Región del Bío Bío y la Región de la Araucanía.

- Efectivamente, y no solo eso, el Informe Rettig señala que porcentualmente la Araucanía es la región que tiene los mayores niveles de represión, muerte y persecución, en relación con la población total de la región.

A esto hay que sumarle que muchas familias nunca han denunciado, y se entiende, no iban a ir a denunciar a los mismos lugares donde sus familiares fueron secuestrados y torturados; y luego, ante los miembros de las comisiones Rettig y Valech, debe entenderse que existe un hilo conductor: un Estado que ocupa militarmente el territorio, que luego reduce a la familias mapuche, que apoya a los particulares en la expulsión de las tierras antiguas, que desarrolla un proceso de Reforma Agraria y Contrarreforma Agraria, es el mismo Estado, con distintos gobiernos pero el mismo Estado, ¿con qué confianza se va exponer una familia cuyo familiar fue torturada o ejecutada? No es fácil, y debe así entenderse.

Luego también está la situación que, en el proceso de Contrarreforma Agraria, y los días anteriores y posteriores al Golpe, la participación de civiles es muy importante, y eso está documentado; y estos civiles continúan viviendo la región, entonces se siguen encontrando en las plazas, en las ferias, en las calles, en los campos, no es fácil, son tus vecinos, y esa es una de las razones que explican que los niveles de denuncias no sean tan altos.

- En ese contexto ¿considera que hubo un componente racista en el golpe de Estado?

- La violencia con la que se actúa se explica, necesariamente, por el antiguo y actual sentimiento racista hacia el pueblo mapuche, y eso es una piedra angular del proceso que describimos: la violencia especialmente virulenta que aquí se lleva acabo, con cargados tintes de racismo antimapuche, y para dar cuenta de ello en el libro no solo hay testimonios de las familias afectadas rescatados de los informes evacuados por el Estado, sino además los trabajos de los expedientes judiciales que se desarrollan a partir del 2005, donde salen a la luz los nombres de quienes participaron, militares y civiles, nombres que tanto en el Informe Rettig como en el Informe Valech no aparecen, aquí sí se muestran, se muestra la verdad completa.

En el libro aparecen los nombres de algunos de los responsables de la represión, lo que se hicieron, cómo lo hicieron, la violencia militar, civil y policial, el trato de "indios" es común, además hay que entender que el horror se lleva cabo en la impunidad que les da no solo el mando, o el toque de queda y la oscuridad de la noche, sino también la geografía y lejanía rural, se hacía de todo, y en la más completa impunidad.

Un elemento que hay que develar es aquel que dice relación con que la represión, la tortura, las ejecuciones, se hacía delante de las familias, de las comunidades, inoculando el terror, sembrando el miedo, y los familiares luego eran obligados a cavar las tumbas de sus parientes ejecutados, bajo la burla uniformada y la amenaza de que volverían al día siguiente a rociarlos con parafina y a quemar los cuerpos si no lo hacían, eso está documentado, pero eso no se cuenta.

- ¿Es una historia invisibilizada?

- Es una historia invisibilizada, negada, que no se cuenta, parte de la vergüenza de Chile, tal como ocurrió con el proceso de ocupación militar en Wallmapu, que no forma parte del currículum educacional. Yo, como historiador, tengo una responsabilidad, personalmente creo que debo hacer públicas estas situaciones, se han sacrificado la verdad y la justicia en beneficio de una reconciliación que no ha llegado, y no se ha logrado ni lo uno ni lo otro, y no se logrará en la medida que no se enfrente la verdad en toda su amplitud.

El Informe Rettig, de verdad y reconciliación, no agregaba la palabra justicia, y creo que ya es tiempo, aunque sea tarde, porque se ha actuado en la mayor impunidad, las familias mapuche y chilenas tienen el derecho a la justicia, y la sociedad tiene derecho a saber lo que efectivamente pasó, con nombres, apellidos y lugares.

- En el libro habla sobre una “Caravana de la muerte” en Galvarino

-Sobre lo que sabemos de la “Caravana de la muerte”, liderada por el general Sergio Arellano Stark, hago una suerte de paralelo con lo que ocurrió en Galvarino, donde también hubo un grupo armado, donde también participan civiles, carabineros y militares, que en dos noches ejecutaron a cinco miembros del pueblo mapuche, sin ninguna militancia política, y que tiene que ver con que en Galvarino el proceso de Reforma Agraria fue muy importante, fuerte y bien llevado.

Ahí lo que hacen es salir en la noche y tomar detenidos a miembros del pueblo mapuche que ni siquiera eran militantes, insisto, eso no importaba. Está el caso de Julio Ñiripil Paillao, que es emblemático, un joven de 16 años que es sacado de su casa y asesinado delante de su familia, y luego la “caravana del horror” continuaba su desquiciado e impune actuar en una casa vecina, se iban de una casa a otra en la noche, amenazando, fueron dos noches de terror en Galvarino, eso forma parte de la memoria mapuche, es un tema del que se habla, del que todos saben, pero la sociedad chilena ignora.

Carabineros, militares, en no pocas veces civiles, van recorriendo el campo, allanando, y apuntando con el dedo, es una venganza contra el proceso… creo que también lo hicieron como algo simbólico, con estos casos castigamos y aterramos a todo el territorio mapuche, aun a quienes no participaron del proceso de reforma agraria, los castigamos por ser mapuche.

Fuente:
https://interferencia.cl/articulos/martin-correa-los-actores-en-la-ocupacion-militar-de-wallmapu-y-en-el-golpe-son

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